Empezamos separando las yemas de las claras. En un bol grande batimos las yemas con el queso, el azúcar y el coñac. Se debe quedar bien cremoso. Reservar.
En otro bol, batimos las claras hasta conseguir montarlas y que se formen picos de nieve ( que no haya nada de yemas u otras impurezas porque no subirán). Cuando comiencen a subir, añadimos una cucharada de azúcar para que blanqueen.
Vamos mezclando las claras con el resto de ingredientes poco a poco de forma envolvente y con ayuda de una espátula.
Preparamos el café con un poco de antelación para que no queme. Mezclamos el café con un chorrito de coñac.
Mojamos los bizcochos en el café y los ponemos en la base del molde, sobre esta capa ponemos una capa de nuestra crema, y así sucesivamente.
Acabamos la última capa con la crema y enfriamos en la nevera durante al menos 5 horas. Lo ideal sería esperar 24 h.
Espolvoreamos un poco de chocolate en polvo antes de servir.